El pueblo actual de Colonia Dolores se encuentra a 8 km. de Gobernador Crespo, Departamento San Justo, en la provincia de Santa Fe. La planta urbana, se encuentra ubicada en una loma de las primeras depresiones topográficas de las que continúan hasta el arroyo Saladillo Amargo. El 95 % de la población es descendiente de nativos aborígenes mocovíes, habitantes originales de la región.
Sobre la antigua línea de fronteras, que desde Fortín Capibara, Fortín Ñanducita, Fortín Belgrano, Fortín San Martín Norte y Pueblo San Javier, a unas 30 leguas al norte de la ciudad de Santa Fe, frente al Cantón de San Martín Norte y en la margen izquierda del Cayastá, riacho afluente del Saladillo Amargo, los padres franciscanos Fray Bernardo Arana y Gerónimo Marchetti, fundan el pueblo de Nuestra Señora de los Dolores, en el mismo sitios de la antigua reducción de los charrúas, Cayastá Grande, fundada por los padres franciscanos en el siglo XVIII.
Esta población se trasladó al actual sitio que ocupa San Martín Norte, quedando en el lugar una parte de las tolderías, dando así origen a este pueblo de Colonia Dolores. La primera vivienda de material se construyó en 1889, consistiendo en un salón donde se oficiaban los actos religiosos y una habitación contigua para el descanso del padre franciscano. Durante el período en que desarrolló su tarea evangelizadora Fray Buenaventura Giuliani, 1904, (el cura que vendía terrenos en el cielo) se edificó la capilla, otras habitaciones anexas, una herrería y carpintería para la atención de las herramientas de colonos e indígenas
Mariano Cabal, Gobernador de Santa Fe, les otorga a los aborígenes la posesión de una superficie de 2 leguas de frente por 2 leguas de fondo, en el sector que hoy ocupa el área de Colonia Dolores y parte de San Martín Norte. Estas tierras fueron escrituradas el 25 de setiembre de 1872, pero mas tarde los aborígenes serían despojados de sus tierras por comerciantes y particulares sin mediación del gobierno de turno.
El pueblo de San Martín Norte, distante 160 kilómetros al nordeste de la ciudad de Santa Fe, pueblo largamente centenario le viene bien la frase de que el tiempo sabe detenerse de vez en cuando en ciertos lugares. Esto se da en esta vieja población.
Un verdadero placer fue recorrer sus desoladas calles, sus viejas casas y su imponente iglesia, frente a la plaza pública. Una antigua vecina, ya octogenaria nos dio valiosa información oral, que conforma la verdadera tradición del pueblo.
Y Colonia Dolores, ubicada a pocos kilómetros al sur de San Martín Norte, donde también tuvimos interesantes contactos con su gente, todos de ascendencia indígena incluido su presidenta comunal.
Un poco de historia
Un verdadero placer fue recorrer sus desoladas calles, sus viejas casas y su imponente iglesia, frente a la plaza pública. Una antigua vecina, ya octogenaria nos dio valiosa información oral, que conforma la verdadera tradición del pueblo.
Y Colonia Dolores, ubicada a pocos kilómetros al sur de San Martín Norte, donde también tuvimos interesantes contactos con su gente, todos de ascendencia indígena incluido su presidenta comunal.
Un poco de historia
En el año 1867 el Ejército establece el fortín, llamado por entonces Cayastá Viejo, que posteriormente, toma el nombre de Cantón San Martín. En este punto -dice Roselli- los padres franciscanos Bernardo Arana y Gerónimo Marchetti fundaron la misión de Nuestra Señora de los Dolores, con la indiada del cacique Mariano Salteño que, el padre Hermete Constanzi -en arriesgada expedición al desierto- había reducido dos años antes. El sitio elegido -agrega- correspondía al que ocupó la antigua reducción de los charrúas (Cayastá Grande), que los padres franciscanos fundaron en el siglo XVIII.
El gobierno provincial destinó un área de cuatro leguas al norte del Arroyo Cayastá para la fundación de la colonia aborigen quedando a cargo de la nueva colonia los padres Arana y Marchetti.
El gobierno provincial destinó un área de cuatro leguas al norte del Arroyo Cayastá para la fundación de la colonia aborigen quedando a cargo de la nueva colonia los padres Arana y Marchetti.
La fundación, que podemos llamar oficial, pues la colonia existía de hecho desde el año anterior, tuvo lugar en 1870. El documento original, extraído del archivo de la parroquia, dice textualmente: «El 23 de junio de 1870 se fundó la Misión en el Cantón San Martín, pueblo de Dolores.
Y el 24 de julio y en el mes de diciembre de 1869 en el mismo rincón se bautizaron indios de la gente del cacique Mariano.
Cuando visitamos Colonia Dolores, charlamos largo y tendido con los pobladores, en total 50 familias. Hasta la fecha -según sus dichos- nada se ha podido conseguir luego de más de 100 años. Otros nos contaron que por razones económicas, -angustiosas épocas de hambre-, los aborígenes fueron perdiendo los pocos derechos que tenían sobre esas tierras, enajenando las mismas a postores oportunistas, que luego -imaginamos- habrán reclamado la posesión treintañal. Lo cierto del caso es que, la mísera población, dueña de todas y más tierras de la región, a la fecha, no posee ni el terreno donde ha levantado sus ranchos. Ha recibido promesas en tiempos electorales, sin cumplirse las mismas. Algunos viven hoy del escaso fruto de sus huertas; otros, levantando el algodón o trabajan en los desmontes. Pero no bajan la guardia. Trabajan todos, sin excepción, en una magnífica comunidad espiritual esperando que algún gobernante con sensibilidad y altura de miras le devuelva la tierra que siempre les perteneciera.Por su parte, los vecinos de San Martín Norte, se quejan igualmente del abandono en que se encuentra el pueblo, por falta de ayuda de las autoridades.
Cuando visitamos Colonia Dolores, charlamos largo y tendido con los pobladores, en total 50 familias. Hasta la fecha -según sus dichos- nada se ha podido conseguir luego de más de 100 años. Otros nos contaron que por razones económicas, -angustiosas épocas de hambre-, los aborígenes fueron perdiendo los pocos derechos que tenían sobre esas tierras, enajenando las mismas a postores oportunistas, que luego -imaginamos- habrán reclamado la posesión treintañal. Lo cierto del caso es que, la mísera población, dueña de todas y más tierras de la región, a la fecha, no posee ni el terreno donde ha levantado sus ranchos. Ha recibido promesas en tiempos electorales, sin cumplirse las mismas. Algunos viven hoy del escaso fruto de sus huertas; otros, levantando el algodón o trabajan en los desmontes. Pero no bajan la guardia. Trabajan todos, sin excepción, en una magnífica comunidad espiritual esperando que algún gobernante con sensibilidad y altura de miras le devuelva la tierra que siempre les perteneciera.Por su parte, los vecinos de San Martín Norte, se quejan igualmente del abandono en que se encuentra el pueblo, por falta de ayuda de las autoridades.
Es lamentable que dos pueblos, como San Martín Norte y Colonia Dolores, tan nuestros y tan apegados a nuestra historia, estén tan olvidados.
Foto; monumento por la reivindicación de los derechos del aborigen, ciudad de San Javier, Santa Fe.