viernes, 10 de abril de 2009

ROSARIO DEL TALA (Entre Ríos)

Rosario del Tala es una pequeña ciudad de la provincia de Entre Ríos de aproximadamente 13.000 habitantes. Esta situada a unos 280 kilómetros al Este de Paraná, ciudad capital de la provincia.
Para llegar a ésta, desde Santa Fe hay que atravesar el túnel subfluvial (2000 metros bajo el gran río Paraná) y luego empalmar con las rutas 12 y 39.

Está ubicado junto al río Gualeguay, en su trecho más amplio, Rosario del Tala goza de la típica belleza paisajística que se despliega alrededor de las aguas, conformando un marco de naturales intactos, allí donde arenales blancuzcos penetran la vegetación de montecillos y la fauna silvestre que deambula en los parajes casi vírgenes.

Cuenta la Historia que Rosario del Tala fue creada por Decreto del General Urquiza el 7 de julio de 1863, pero sus orígenes se remontan al siglo anterior.En julio de 1799, un grupo de vecinos solicitan la creación de una vice parroquia, que llevaría el nombre de Nuestra Señora del Rosario obteniendo el 7 de noviembre del mismo año la autorización de su creación firmada por el virrey Gabriel de Avilés y del Fierro, fecha que se toma como fundación de Rosario del Tala.
Los terrenos lindantes sirvieron como “Campo Santo” (Cementerio). En el archivo Parroquial se encuentran nombres y apellidos de estos Pobladores en su mayoría españoles, algunos indios y esclavos que fueron los primeros habitantes antes de la masiva llegada de los inmigrantes europeos.
En esta ciudad se realizó un “Seminario socio ecológico de los agroquímicos” un tema muy preocupante en las provincias argentinas de producción agrícola, especialmente con la soja.
Fuimos invitados y, como no podía ser de otra manera, estuvimos presentes. Hubo una muy buena participación ciudadana y de varios pueblos vecinos y especialistas bajados desde Buenos Buenos Aires.
Todo el apoyo para esta lucha en contra de la fumigación intensiva e indiscriminada especialmente de la soja, que envenena y mata la fauna y perjudica severamente la salud de la gente que vive próxima a estos sembradíos.

Sería bueno que en el marco de la discusión conocida como “campo- gobierno” se dispusiera una agenda donde no solo se discuta la rentabilidad del sector y la caja recaudadora del gobierno, sino leyes que permitan prevenir lo más importante que es la salud de la gente y que significa nada más ni nada menos que la vida.

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Plaza central

Paisaje lacustre

anochecer junto al río Gualeguay



jueves, 2 de abril de 2009

Un día le di la mano a Raúl Alfonsin. Fue en la entrada al edificio del rectorado de la Universidad Nacional del Litoral de Santa Fe, en uno de aquellos días cuando sesionaba la Convención Constituyente en 1994.

Hoy, alrededor de las 21 Hs, estaba cenando junto a mi padre y mi hermano, cuando en ese momento la voz del televisor daba una noticia de carácter urgente: había fallecido Raúl Ricardo Alfonsín.
Sentí una inmensa congoja y por segundos la comida me quedo suspendida en mi boca paralizada. Su ausencia se me presentó como acusando cierta desprotección, así como cuando fallece tu viejo.

¿Por qué? ¿Que se muere con Alfonsin? Seguro un poco de la democracia.Por ser el símbolo de una autentica transición histórica que vino a devolver la vida después de años de muerte.
Porque como aquel manco del franquismo, el proceso militar proclamaba el “viva la muerte” y Alfonsin nos permitió amar la vida.
Porque los asesinos también gritaban abajo la inteligencia y Alfonsin nos convocó a pensar, a militar, a tolerar, a disentir….
Y nos movilizamos y naturalizamos el valor de las instituciones, la idea de una republica. Con él no se pudo, sin él, faltará más tiempo.

La historia va presentando cada vez con más claridad lo que sucedió en su presidencia al que algunos denominaron fracaso. Otros, “asalto a la ilusión”, como aquel libro de época de Morales Solá; pero muchos que nos iniciamos en la militancia política al calor de sus discursos y sus propuestas en aquel inolvidable 1983, con críticas, seguimos sus convicciones.

Murió Raúl Alfonsin y la vida sigue su curso. La Argentina sigue esperando por alfonsines que entiendan que la política es servicio y no un lugar de enriquecimiento personal.
Millones lo lloran y cientos de miles que nunca lo votaron con su congoja a cuestas, acompañaron su último camino, grito silencioso y desesperado en reclamo de decencia.

Hace casi quince años emocionado estrechaba su mano, hoy he llorado una lágrima por el viejo y querido caudillo muerto.

Néstor Alessio.-