viernes, 6 de febrero de 2009

RINCON DEL QUEBRACHO

La construcción del ferrocarril ha sido un factor muy importante para la creación de muchos pueblos en la provincia de Santa Fe. En torno a éstos se levantaban pequeños asentamientos que con el tiempo dieron lugar a la fundación de florecientes pueblos que fueron alcanzando un importante desarrollo socio económico transformándose, en varios casos, en ciudades importantes del interior de la provincia. No es este el caso de “Rincón del Quebracho” pero que por no ser igual no fue menos importante para el desarrollo de gran parte de la región.Rincón del Quebracho fue un apeadero del ferrocarril General Belgrano en la línea Santa Fe- Tucumán y luego La Quiaca que perteneció a la jurisdicción comunal de Villa Saralegui en el departamento San Cristóbal a una distancia de 111 kilómetros (nor oeste) de la ciudad de Santa Fe y a 11 kilómetros de San Justo a la cual se llagaba con solo atravesar el Río Salado.


Tristemente debemos hablar en pasado porque a partir de la política privatizadora del entonces gobierno argentino de los años noventa del siglo pasado, estos lugares como miles especialmente del norte del país, quedaron totalmente aislados ya que el único medio de transporte que los unía era el ferrocarril.Rincón del Quebracho fue un paso obligatorio del mencionado ferrocarril, contaba con una vía principal, una auxiliar y una tercera para estacionamiento de vagones de carga los cuales se enganchaban en convoyes para el traslado de la cosecha a los puertos más importantes.


Había un jefe de estación y un auxiliar de apellido Rivadero (foto) que era el que mas tiempo pasaba en la estación ya que vivía en el lugar con toda su familia.Había por aquellos años una escuela primaria donde se educaban los niños del paraje ya que también era importante la producción agrícola. La escuela contaba con solo dos aulas y un maestro que hacía también de director y portero.Hoy este lugar se lo sigue llamando con la misma denominación aunque el objeto por el cual nació ya no existe. Las vías están desiertas con un marcado e importante grado de deterioro y su consiguiente abandono.


Ya no se oyen las locomotoras ni los convoyes transitar este recorrido...pero para Sergio, hijo del ex auxiliar, hoy radicado en la ciudad de Santa Fe, estos ruidos y lugares que lo vieron crecer, aún repican en sus oídos como los recuerdos más lindos de una vida que indefectiblemente sigue su curso.


Foto: auxiliar Rivadero posando con su familia frente a la estación del desaparecido apeadero, aportada por Sergio Rivadero.

7 comentarios:

Barajas, distrito BIC dijo...

Yo vivia antes cerca de una estacion de ferrocarril que, con los años, quedó abandonada. No hace tanto volvi a aquel lugar y todavía parecía ver allí a los encargados de la misma. Historias...

Un fuerte abrazo!!

Sibyla dijo...

Me encanta la fotografía de la familia,y la historia que cuentas de cómo era la zona tiempo atrás.

Historias nostálgicas, con personas humanas detrás, como protagonistas...

Un abrazo Néstor:)

RosaMaría dijo...

Tus historias tiene siempre un toque humano que las hace entrañables.Lastima el abandono que hay en todas las estaciones del país y por consiguiene en su rendimiento. Un saludo

S .M.T dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
S .M.T dijo...

Cuando niña, cerca d e mi patio , al fondo estaban las vias y espera al genio de hierro que pitaba y llegaba en sus vagones tantas mercaderías, tantos pasajeros...hoy...me duele en estos versos...


La última locomotora


¿En qué momento escuché su último silbato inconfundible?

¿Cuándo fue el último sudor hecho humo que vieron mis ojos?

Están aún los esqueletos de tu vida tan ágil y rica

Hay pueblos que murieron tras su muerte.

Algunos vuelven al lugar queriendo ver pasar al tren,

sólo encuentran la tristeza que guardan los durmientes,

un atardecer muriendo en sus rieles,

como arrojados a un abismo,

poniendo un final de gloria,

ahogado en la ciénaga del tiempo.

RosaMaría dijo...

Vuelvo a leerte, porque me acuerdo que mamá me dejaba sacar la cabeza por la ventanilla, "un poquito, para sentir el olor del humo..."
Cosa curiosa los recuerdos.
Besote

Alimontero dijo...

Ay Néstor, que de recuerdos me traes!
De pequeña visitábamos a unos tíos en San Fernando, a dos hrs al sur de Santiago, y nuestro tío era el Jefe de Estación, muy importante cargo en los años 55-60 aprox.
Leyéndote hasta olí la estaciòn...aún tengo su aroma...la casa con pasillos y ventanales que daban a un vasto jardín...
Aún lo veo con su traje negro, camisa blanca y su sombrero...
Un lindo recuerdo de él, su familia, a quienes hoy honro en su memoria, gracias a tí!!
Besotes, gracias por ir a casa, ;-)

Ali