
Muy posiblemente este tema nos obligue a bucear en el pasado porque ya la mayoría de ellos han cerrado sus puertas.
Aún así, en cada pueblo, en cada lugar en el que alguna vez hubo una sala, todavía quedan vivos los recuerdos de aquellos que pudieron disfrutar de su magia. Porque ir al cine en un pueblo era mucho más que ver una película, era todo un ritual... un punto de encuentro de las familias.
Probablemente algún pueblo afortunado haya podido mantener abierto su cine. Otros, seguramente con mucho esfuerzo, habrán logrado recuperarlo. Entonces...La pregunta es: ¿cuál es la historia del cine de tu pueblo?
A mediados de la década de los años ’30 del siglo pasado, llegaba el cine sonoro a muchos pueblos del interior del país, y cuenta la memoria colectiva que en el pueblo “La Criolla” las primeras proyecciones fueron a cielo abierto y recién a partir del año 1940 el cine tuvo su sala propia. Su dueño, Nicolás Nitri, un inmigrante italiano llegado a estas tierras hacia 1900 quien también fuera fundador del pueblo, denominaba a su cine: “FLORIDA”.
La sala no era muy grande pero estaba dotada de una muy buena acústica. Su piso y techo (cielo raso) eran de madera, su capacidad de aproximadamente 300 butacas y un telón que abarcaba todo el ancho de la misma. Se proyectaban dos películas semanales (sábado y repetición el domingo), prefiriéndose cine nacional.
El proyectista era un señor mayor contratado quien recibía la ayuda del hijo del dueño de aproximadamente diez años que con el tiempo aprendió el oficio reemplazando a su maestro; una historia muy particular y muy semejante al film italiano “CINEMA PARADISO” de Giuseppe Tornatore.
A mediados de los años ’60 la muerte de Don Nicolás, el dueño, pone al cine florida al borde del cierre. La familia decide venderlo y será un señor oriundo del pueblo vecino de apellido Acosta quien continuará el cine, ahora “MAYO”, respetando la misma tesitura de funcionamiento que el anterior.
A fines de esos años, otro factor importante coloca nuevamente en jaque al cine del pueblo: la televisión, que comienza a irrumpir masivamente en la zona. De a poco, las familias que habían convertido este espacio público en un ritual muy particular, privatizaron sus encantos eligiendo este arte en la pantalla chica, y en 1970 el pueblo se quedaba sin su cine.
Pasaron varios años hasta que el cine llegara nuevamente al pueblo. Ahora de la mano de un descendiente de inmigrantes otomanos, Jacinto Asad, hijo de un encantador de serpientes de circo, que desde 1965 deambulaba con su cine.
En La Criolla comenzó a proyectar películas las noches de jueves...Llegaba a media tarde con su camión que hacia las veces de propaladora para luego instalar su proyector de 16 Mm. en la misma antigua sala de los cines florida y mayo.
Hacia 1980 un problema de salud lo aleja de la profesión que había abrazado por más de 40 años por decenas de pueblos y colonias de las provincias de Santa Fe y Entre Ríos. Y esta vez el cierre del cine del pueblo “La Criolla” será definitivo, pues no tardará el remate judicial y la posterior demolición del antiguo e histórico edificio.
Aún así, en cada pueblo, en cada lugar en el que alguna vez hubo una sala, todavía quedan vivos los recuerdos de aquellos que pudieron disfrutar de su magia. Porque ir al cine en un pueblo era mucho más que ver una película, era todo un ritual... un punto de encuentro de las familias.
Probablemente algún pueblo afortunado haya podido mantener abierto su cine. Otros, seguramente con mucho esfuerzo, habrán logrado recuperarlo. Entonces...La pregunta es: ¿cuál es la historia del cine de tu pueblo?
A mediados de la década de los años ’30 del siglo pasado, llegaba el cine sonoro a muchos pueblos del interior del país, y cuenta la memoria colectiva que en el pueblo “La Criolla” las primeras proyecciones fueron a cielo abierto y recién a partir del año 1940 el cine tuvo su sala propia. Su dueño, Nicolás Nitri, un inmigrante italiano llegado a estas tierras hacia 1900 quien también fuera fundador del pueblo, denominaba a su cine: “FLORIDA”.
La sala no era muy grande pero estaba dotada de una muy buena acústica. Su piso y techo (cielo raso) eran de madera, su capacidad de aproximadamente 300 butacas y un telón que abarcaba todo el ancho de la misma. Se proyectaban dos películas semanales (sábado y repetición el domingo), prefiriéndose cine nacional.
El proyectista era un señor mayor contratado quien recibía la ayuda del hijo del dueño de aproximadamente diez años que con el tiempo aprendió el oficio reemplazando a su maestro; una historia muy particular y muy semejante al film italiano “CINEMA PARADISO” de Giuseppe Tornatore.
A mediados de los años ’60 la muerte de Don Nicolás, el dueño, pone al cine florida al borde del cierre. La familia decide venderlo y será un señor oriundo del pueblo vecino de apellido Acosta quien continuará el cine, ahora “MAYO”, respetando la misma tesitura de funcionamiento que el anterior.
A fines de esos años, otro factor importante coloca nuevamente en jaque al cine del pueblo: la televisión, que comienza a irrumpir masivamente en la zona. De a poco, las familias que habían convertido este espacio público en un ritual muy particular, privatizaron sus encantos eligiendo este arte en la pantalla chica, y en 1970 el pueblo se quedaba sin su cine.
Pasaron varios años hasta que el cine llegara nuevamente al pueblo. Ahora de la mano de un descendiente de inmigrantes otomanos, Jacinto Asad, hijo de un encantador de serpientes de circo, que desde 1965 deambulaba con su cine.
En La Criolla comenzó a proyectar películas las noches de jueves...Llegaba a media tarde con su camión que hacia las veces de propaladora para luego instalar su proyector de 16 Mm. en la misma antigua sala de los cines florida y mayo.
Hacia 1980 un problema de salud lo aleja de la profesión que había abrazado por más de 40 años por decenas de pueblos y colonias de las provincias de Santa Fe y Entre Ríos. Y esta vez el cierre del cine del pueblo “La Criolla” será definitivo, pues no tardará el remate judicial y la posterior demolición del antiguo e histórico edificio.
Nota: la foto pertenece al afiche propagandistico de Cinema paradiso.